FERIA DE VERA 2023

de la fundación de la ciudad romana de Caesaraugusta, la actual Zaragoza, así nombrada por el emperador César Augusto, cuyo Decumanus Maximus se orientó a la salida del Sol del solsticio de invierno. A veces, cuando las condiciones del terreno así lo hacían necesario, se utilizaba la luz de la salida u ocaso del Sol que más conviniese para que el entramado urbanístico a orientar se adaptase, de la mejor manera posible, a los accidentes físicos existentes. Este es el caso del crecimiento del núcleo original de la Córdoba romana hacia el río Guadalquivir, cuando se empleó la luz del Sol saliente del solsticio de verano para orientar la nueva dirección de las calles del ensanche de Colonia Patricia, girándose esta nueva trama urbana respecto de la inicial, para adaptarla a la direc- ción del meandro del río Guadalquivir hacia el que se aproximaba. La luz del Sol siempre ha sido una herramienta fundamental para orientar las ciudades y un marcador de refe- rencia para definir la propia identidad de cada ciudad. En épocas más recientes y en España, tenemos ejemplos cercanos, como las nuevas ciudades creadas por el Plan de Nuevas Poblaciones de Sierra Morena y Andalucía, encargado a finales del siglo XVIII por el rey Carlos III a Pablo de Olavide, para favorecer la seguridad del tráfico de personas y mercancías en el paso por Sierra Morena del itinerario de Madrid a Andalucía, ya que era un territorio muy agreste en el que se refugiaban muchos bandoleros. Fruto de este Plan se crearon nuevas ciudades, como La Carolina o Guarromán, ambas orientadas a la salida del sol del solsticio de verano o a la puesta del Sol del solsticio de invierno; la misma dirección marca la luz proyectada por el Sol cuando sale posicionado 30 grados al Norte del Este que cuando se pone posicionado 30 grados al Sur del Oeste. Estas poblaciones de la provincia de Jaén tienen un urbanismo exquisito, modélico, de calles rectas, paralelas y perpendiculares entre sí. Otras poblaciones creadas con el mismo Plan fueron Aldeaquemada, Arquillos, Carboneros, Miranda del Rey, Magaña, Montizón, Navas de Tolosa, El Rumblar y Santa Elena. A todas estas poblaciones sirvió, para su orientación, la luz proyecta- da por el Sol en su salida u ocaso de determinados días, como los solsticios, equinoccios, u otros, en función de cual fuera la dirección hacia la que se necesitase orientar la ciudad. Al otro lado del “charco”, la forma de puñal alargado que tiene la isla de Manhattan también hizo necesario, a principios del siglo XIX, utilizar la luz del Sol saliente del solsticio de invierno, para que las calles del corazón de Nueva York quedasen orientadas, de forma paralela y perpendicular, a las orillas del río Hudson, circunstancia que ha dado lugar al mediático fenómeno hoy conocido como Manhattanhenge. En Vera, también tenemos nuestro particular Verahenge. Es un fenómeno muy exclusivo, ya que ocurre en relati- vamente pocas ciudades, siendo también muy mediáticos el Chicagohenge, el Torontohenge o el Montrealhen- ge. Para que pueda tener lugar, se requiere que la ciudad tenga un trazado urbano uniforme, de calles rectas y paralelas entre sí, que estén orientadas a la salida o puesta del Sol de los días solsticiales; justo lo que concurre en el casco histórico de Vera. Es por eso por lo que, en fechas navideñas, en Vera podemos ver salir el Sol por el mar frontalmente alineado con la calle Mayor y, al comienzo del verano, podemos verlo ponerse en línea con la calle Mayor si miramos a poniente desde esta misma calle, tal y como puede apreciarse en la fotografía que hice en ese momento y que acompaño. La actual ciudad de Vera fue creada tras el terremoto del año 1518 en base al “Informe de como se a de fundar la Ziudad”, elaborado en 1519 por el corregidor D. Francisco de Castilla y Zúñiga. Inicialmente, tenía forma rectangu- lar y estaba amurallada en su perímetro, para proteger el entramado urbano interior de rectas calles paralelas y perpendiculares entre sí, diseñadas con rasgos del urbanismo renacentista de la época, como el conveniente ca- rácter militar de la calle principal, la actual calle Mayor y la dotación de una plaza de armas en el centro, la actual Plaza Mayor. Las calles centrales vertebradoras de la ciudad fueron las hoy llamadas Juan Anglada y Mayor, dis- puestas como los clásicos cardo y decumano de la Antigua Roma. Para orientar el decumano de la nueva ciudad, la actual calle Mayor, se utilizó la luz del Sol saliente próximo al solsticio de invierno, por un motivo esencial: con esta orientación, la ciudad quedaría frontal y paralela a la línea costera, satisfaciendo así la principal necesidad estratégica de defensa, habida cuenta de que, en esa época, las persistentes y crueles incursiones desde el mar por el corso berberisco suponían la máxima amenaza para la supervivencia en este territorio. Esta debió de ser la razón fundamental para que la ciudad de Vera se orientase como se orientó, sin perjuicio, por supuesto, de que también se cumpliesen otros importantes requisitos, como la adaptabilidad de la nueva ciudad al relieve del terreno existente y una óptima visibilidad del entorno. Pero la calle Mayor no está exactamente orientada a la salida del Sol del solsticio de invierno, ya que su orienta- ción de 117.65 grados sexagesimales difiere en 2.35 grados de los 120 que tiene la posición del Sol saliente en el solsticio de invierno. Esa pequeña diferencia corresponde a una posición del Sol saliente 11 días antes u 11 días después del solsticio de invierno, lo que llevaría a la significativa fecha del 1 de enero como probable día en el que se usó la luz del Sol saliente para fijar la dirección de la calle Mayor. Todo esto se justifica en el detallado estudio del capítulo “La particular orientación de la ciudad de Vera”, incluido en el libro “La Iglesia-Mezquita del lugar de Teresa”, que ha sido reeditado en abril de 2023, con la colaboración del Excmo. Ayuntamiento de Vera. NARRATIVA Feria de Vera 2023 87

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