FERIA DE VERA 2023
LA VERAPARAISO OCULTA Este relato es ficción pura, no se quiere ofender a las personas relacionadas con incidentes o lugares que se describen En pleno corazón de Vera, lleva cerrado casi una década, un particular edificio. Si uno se llega a fijar en él, rá- pidamente le llama la atención el esfuerzo que se ha hecho para sellarlo: sus ventanas han sido tapiadas con mortero y ladrillo, sus puertas están encadenadas con gran rigidez… ¿Por qué tanto empeño en no permitir que nadie entre en la abandonada residencia Veraparaiso? Diversas fuentes, las oficiales, argumentan que el lugar aún contiene dispositivos y maquinaria de valor que se usó cuando la residencia de ancianos estaba en activo. Y podríamos quedarnos ahí, pensar que es uno de tantos negocios que fracasan; sin embargo, tenemos pruebas que nos hacen pensar que algo más se esconde detrás de la imponente fachada. De 2010 a 2014, Veraparaiso tuvo todos los problemas que puede presentar una empresa: mala gestión, falta de pagos, condiciones inhóspitas, etc. ¿Cuál es el origen de todo esto? Mi equipo y yo entramos, hace escasos días, en la residencia. No revelaremos nuestros métodos, pues nosotros lo hicimos únicamente con fines periodísticos. A continuación expongo mi diario de la investigación: Es un día de julio, la humedad y calor ambientales lo confirman; no obstante, dentro de ese lugar hace un frío horroroso. Y, para empeorar la situación, un recio olor a cerrado se combina de manera nauseabunda con algo en claro estado de putrefacción. No tardamos mucho en encender nuestras linternas y comenzar a rebuscar. Sabemos que estamos entrando en un ambiente cargado, que no va a ser fácil, pero aun sabiéndolo, nos impresiona. Días antes, habíamos contactado con residentes de la zona que nos confirmaron sucesos extraños, tales como golpes y cadenas que rugían dentro, avistamientos de figuras amorfas a través de la puerta de cristal; e incluso los regidores de la ermita Virgen de las Angustias han llegado a declarar que muchas mañanas encontraban símbolos religiosos, como cruces, dados la vuelta, y aseguran que se debe a la maldición que pesa sobre la an- tigua residencia. El vestíbulo, pequeño, presenta arañazos en las paredes y manchas de líquidos que han quedado irreconocibles con el paso del tiempo. Mi compañero aventura que puede tratarse de sangre seca mezclada con lejía. A las 3:21 de la madrugada, mientras sintetizamos nuestras teorías, unos poderosos golpes comienzan a ema- nar de las plantas superiores, donde pensamos que podrían estar las habitaciones. Decidimos, aun así, seguir explorando la planta baja. Encontramos una cocina desprovista de cualquier elemento metálico, aunque otro de mis compañeros advierte y nos comunica que una gran ristra de ajos cuelga intacta en una de las paredes. Esto quizá podría indicar la presencia de hematófagos antropomórficos, aunque es raro avistarlos en un ambiente con actividad ectoplas- mática. En una de las salitas de estar, todo se encuentra patas arriba. Me llama la atención, de entre todo, un libro ma- nuscrito del que todavía se pueden reconocer algunos párrafos. Me detengo a leerlo, pero tardo poco tiempo en dejarlo, los golpes de la planta superior continúan y me desconcentran, parecen haberse vuelto más violen- tos incluso. Tardamos poco en llegar a una escalera de dos sentidos, uno que baja y otro que sube. Lo echamos a suertes, a dos nos toca bajar y a los otros dos les toca subir. Nada más bajar nos encontramos una puerta, no solo cerrada, también asegurada con madera. Por suerte, los tablones ya se han podrido y no nos supone esfuerzo quitarlos. Aquella puerta da a un pasillo con el techo lleno de cañerías, y cuyo final no está claro desde la entrada. Ahora con más tranquilidad, empiezo a intentar descifrar el libro que he encontrado. Me detengo en un capítu- lo que reza “D’a de la vieja” y en el que se describen rituales para esta festividad. El libro asegura que la fiesta tiene origen pagano y que representa el cambio del invierno a la primavera; sin embargo, también describe que debe sacrificarse a un anciano y que los niños tienen que consumir sus interiores para “ganar fuerza”. No estoy NARRATIVA Feria de Vera 2023 82
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