FERIA DE VERA 2023
18 PREGONES 2022 Feria de Vera 2023 da a un toro de lidia que permite identificarlo dentro de esta categoría. Del mismo modo, reproduce la ima- gen social contraria (es decir, la de ‘mansedumbre’). No cabe duda que no es fácil la valoración de la he- rencia de los distintos caracteres del comportamien- to de las reses de la lidia a pie, porque entre dichos caracteres se encuentra no solo la bravura, también la fuerza, la movilidad y la fijeza como elementos indis- pensables. Estos conceptos también forman parte de un apren- dizaje intergeneracional del público y la afición, pues su combinación hace que se perciban los toros como bravos, mansos, peligrosos o boyantes según los es- tándares de exigencia de cada época. El aprendizaje de las características del toro para catalogarlo como bravo se realiza a través de las ex- periencias compartidas en las plazas de toros y su reflexión posterior se gesta en los lugares donde los aficionados se reúnen para mantener vivo el toreo a través de la palabra. Ese espacio de interacción social y comunitaria se encuentra en el asociacionismo taurino, y Vera es un símbolo de la importancia de la formación de la afición al contar con un total de trece ediciones de semanas culturales taurinas, varios ciclos de conferencias tau- rinas y 25 jornadas monográficas sobre el toro bravo en la cocina, realizadas desde diferentes ámbitos de la ciudadanía veratense. Como sociedad y como individuos que amamos la tau- romaquia, nuestra responsabilidad se basa en exigir la bravura en los cosos taurinos para contribuir a preser- varla, porque es en la plaza donde el ganadero evalúa la calidad de su obra. Es parte de nuestro rol como actores sociales del he- cho taurino, y debemos ser conscientes de la respon- sabilidad que implica, pues defender la bravura com- porta defender la integridad del toro de lidia como animal único en todos los frentes: en la plaza de toros y fuera de ella, ante los principales responsables de la realización de una corrida de toros y también, frente a las autoridades y administraciones públicas, a cuyo deber compete el desarrollo de medidas para su fo- mento y protección, según dicta el preámbulo de la Ley para la regulación de la Tauromaquia como patri- monio cultural en nuestro país. Y de nuevo, Vera se alza como un referente en las ac- ciones de fomento de este patrimonio gracias a la his- tórica implicación de la corporación municipal con el tejido asociativo taurino, y no solo por el desarrollo de las corridas de toros en honor a San Cleofás, también por la difusión y promoción de las actividades cultu- rales taurinas y, sobre todo, por la impresionante his- toria de reconstrucción que atesora la plaza de toros veratense. Si tomamos prestados los versos del poeta almerien- se Juan José Ceba, podemos afirmar que en Almería “Toda alma es del mar y al mar le pertenece”. Entonces, ¿cómo podemos amar a los toros que no criamos? Desde la arena del único desierto de Europa, ¿qué misterio nos vincula a una práctica que necesita lluvia, tierra fértil y abundante agua dulce? Una posi- ble respuesta a estas preguntas se encuentra en los lugares físicos donde se produce el hecho taurino en toda su complejidad, es decir, en las plazas de toros. Este elemento arquitectónico es único y conforma nuestro paisaje, gracias a su profundo poder simbóli- co. Cada plaza de toros esconde secretos, su estética cuenta la historia de un lugar y de sus gentes. Las pla- zas de toros son lugares de veneración y peregrinaje para los aficionados, su albero es distinto en cada lu- gar e impone respeto y, utilizando las palabras de Cu- rro Romero, tan solo debe ser pisado por los toreros. En el albero del ruedo y antes de iniciar el paseíllo, los toreros reproducen ritos muy personales como el di- bujo de cruces a modo de protección, el apresurado movimiento de hundir las zapatillas antes de caminar hacia la presidencia o la mirada perdida en esa tierra que cumple la misión de empapar la sangre… La ciudad de Vera perdió los secretos del albero de su plaza durante un largo tiempo, los condicionantes político-económicos y la lentitud de los procesos ad- ministrativos complejos dejaron casi en la ruina una de las plazas de toros más antiguas de Andalucía y la más antigua de Almería. Su particular estilo monumental neomudéjar sobrevi- vió en su Puerta Grande como testimonio permanente de una vida pasada, y nuestros mayores no olvidaron las tardes de toros en las que se anunciaron las gran- des figuras de la segunda mitad del siglo XX: Ángel Peralta, José Fuentes, Paco Camino, Antonio Chenel “Antoñete”, Manuel Benítez “El Cordobés”, Palomo Linares… Corrían los años 80 del siglo pasado cuando un activo grupo de aficionados veratenses abordaba al perio- dista local Fernando Cano en Huercal Overa para que difundiera el estado en el que se encontraba su plaza de toros, con objeto de sensibilizar sobre la urgencia de acometer las obras de reconstrucción. Estas gen- tes veratenses respondían a una herencia genética muy genuina porque habían luchado por mantener su plaza desde 1904. Las tradiciones sirven para transmitir su fuego, no para adorar a sus cenizas. El Club Taurino Veratense se forjó a golpe de inconformismo ante el olvido y bajo el temple de la llama de tardes de toros inolvida- bles, forjando a una “afición insuperable e inquebran- table” en palabras de Fernando Cano que consiguió unirnos a todos con el único objetivo de ver en pie los tendidos de Vera. Desde los años 1991 y hasta 1999, en los libros anuales de la Peña Cultural Almeriense “Jueves Taurinos” se escribieron artículos con referencias expresas al te- són, la fortaleza y el éxito de los veratenses en la gesta de la restauración de su coso. A continuación, les leo un extracto del artículo de An-
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